Los
valores que aparecen entre las llaves son asignados a las variables
miembro de la clase o estructura, en el mismo orden en que esas
variables aparecen en la declaración de esa clase. De todos
modos, esta forma de declarar las variables incumple también
el principio de encapsulación, que es uno de los objetivos
de la programación orientada a objetos.
Para
permitir la creación de objetos siendo fieles a la encapsulación
se utilizan los constructores. Estos son unas funciones
miembro de una clase especiales que se llaman de modo automático
al crear los objetos, y dan un valor inicial a cada una de las variables
miembro. El nombre del constructor es siempre el mismo
que el nombre de la clase. Así el constructor
de la clase C_Cuenta se llamará, a su vez,
C_Cuenta. Además, los constructores se caracterizan
porque
se declaran y definen sin valor de retorno, ni siquiera void.
Utilizando las capacidades de sobrecarga de funciones de C++, para
una clase se pueden definir varios constructores.
El
uso del constructor es tan importante que, en el caso
de que el programador no defina ningún constructor para una
clase, el compilador de C++ proporciona un constructor de oficio
(también llamado a veces por defecto, aunque
como más tarde se verá que esta terminología
puede resultar confusa).
Si
la clase C_Cuenta se completa con su constructor,
su declaración quedará de la siguiente forma:
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