Un principio de la programación
modular establece que un programa debe descomponerse en módulos.
A cada uno de estos módulos se le puede asociar una función.
Cuando el programa se descompone en módulos hay que determinar cuando
se debe terminar la descomposición. Un buen principio de diseño
es asociar a cada función una, y sólo una, tarea perfectamente
definida.
El formato general en la definición
de una función es:
![]() |
![]() |
donde:
![]() |
<tipo>: especifica el tipo de variable que devuelve la función. Si no especificamos ningún tipo la función es de tipo entero. |
![]() |
<nombre>: identificador asignado a la función. |
![]() |
<param_formales>: son las variables que recibe la función cada vez que se invoca. Deben ir encerrados entre paréntesis. Si la función no emplea parámetros, los paréntesis deben mantenerse. |
![]() |
<cuerpoFunción>: consiste en un conjunto de declaraciones y sentencias que implementan la función. Para salir de una función se utiliza la sentencia return, que produce la salida inmediata hacia el código que la invocó. La sentencia return puede devolver un valor acorde con el tipo que se ha indicado al declarar la función. El valor puede indicarse con una variable, una constante o una expresión. Una función puede tener varias sentencias return, es decir varias salidas. |
int cabeceras(char *mensaje, int fila, int columna) {
printf(mensaje);
return(1);
/* La función retorna un entero, ya
que nos lo indica el primer int
que hay delante del nombre de la función (cabeceras),
esta función me devolverá:
0: Si entro en el if. 1: Si no entro en el if. mensaje es una forma de declarar un array de caracteres como un puntero. */ |